Las cocinas son un microcosmos alrededor del que gravitan muchas identidades, por eso el arte de un plato bien servido en la mesa involucra el trabajo de muchas manos que no se ven. Gracias al auge y a la democratización de los domicilios, millones de personas en el mundo han logrado conseguir y mantener sus trabajos en el marco de una economía tan conmocionada como la de la pandemia, mientras que muchas otras han equilibrado la rutina del trabajo con los oficios domésticos que implica el encierro en la casa. La gastronomía es más que nunca una fuerza imparable de movilidad social, que se ha adaptado a lo impredecible de este tiempo para permitirle, por ejemplo, a las madres cabeza de familia encontrar un sustento estable para sus hijos, y a otras mujeres, la garantía de que sus familias puedan seguir alimentándose sin que tengan que renunciar a sus trabajos para hacerlo. La crisis sanitaria ha incrementado la vulnerabilidad de muchos grupos sociales, especialmente el de las mujeres, que han visto un retroceso importante en la asignación doméstica de los roles de género y en la asignación de las labores del cuidado.

La revolución de las cocinas nómadas de Muncher, de la industria de los restaurantes, de los domicilios y de la gastronomía en general, han sido imprescindibles para evitar sin embargo una crisis más grande. Adaptar y darles un segundo uso a los contenedores de mercancía, en cocinas que se entregan con todas las especificaciones sanitarias y listas para su funcionamiento inmediato, es una disrupción que con su método genera miles de beneficios sociales. Muncher está activando espacios de trabajo que le permiten a un restaurante empezar a operar con solo traer sus equipos, personal y mobiliario, a una infraestructura que les garantiza también la flexibilidad de llevárselos. Prescindir de la finca raíz, pero al tiempo ubicarse en los polígonos de cobertura sin tener que realizar una inversión excesivamente cara, supone bajar costos y aumentar los clientes, entregando domicilios en las mejores condiciones de temperatura, calidad y apariencia posibles. Pero esta simplificación de la operación y de reducción de los gastos de las cocinas nómadas de Muncher, ha significado sobre todo una revolución para los emprendedores, que ahora pueden apostarle a una idea competitiva en la industria casi que con el solo hecho pensarla. El arte de un domicilio bien servido en la mesa involucra el trabajo de muchas manos y muchas historias que no se ven, pero que a partir de ahora, Muncher quiere empezar narrar y hacer visibles.